Terror religioso, el horroroso cuestionamiento de la moral

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Chris Liu vía Unsplash

La religión y la narrativa de terror tienen una relación muy antigua y, en algunos casos, prácticamente indisoluble. Son tan antiguas como las narraciones orales que aterraban a los seres humanos con la siguiente premisa:

O te portas bien o el Infierno te castigará.

De hecho, esa es, más o menos, la premisa de todas las historias de terror religioso: posesiones demoníacas, dioses paganos, fieles corruptos y demonios monstruosos que vienen a dominar a la Tierra corrupta. La Biblia, el libro de ficción antigua más consumido en el mundo, contiene enorme cantidad de estas historias.

Sálvanos, oh, Señor de (inserte su doctrina aquí).

Con el desarrollo de las nuevas narrativas, las clasificaciones de género y la similitud de los tratamientos, la recurrencia del tema religioso en la ficción de terror se convirtió en el fundamento del llamado Terror Religioso. Las claves que definen este género, en concreto, hablan de la forma en cómo el demonio y su brutal influencia necesitan ser erradicados para no sembrar la inmoralidad y el infierno en este mundo.

Como si muchas religiones jamás hubiesen actuado de forma barbárica.

¿Será una forma correcta de experimentar el terror con base en la religión?

Las características del terror religioso

La devoción y el cuestionamiento de la fe

La temática fundamental del terror religioso es la fe. Cualquiera sea la religión, el conflicto principal de los protagonistas pone a prueba la esperanza de los personas en la figura de su dios. Y, normalmente, solo saldrán airosos si es que siguen la buena norma de la doctrina en cuestión.

Los protagonistas suelen ser personas buenas personas, pero tristes y con miedo de revivir antiguos traumas del pasado. No confían en la fe religiosa porque se sienten traicionados por su dios. No depositan su confianza en algo que no corresponde a su buen comportamiento; pero, en el fondo, anhelan poder creer en algo. Arrojarse ciegamente a los brazos de su Señor les dará el valor para confrontar a la presencia demoníaca que les afecta, y que justamente revive sus traumas.

Obviamente, una rubia promiscua o un gamberro rebelde jamás sobrevivirán salvo que se rediman. Me pregunto por qué no habrá curas pederastas como personajes principales.

El demonio inmoral

La segunda característica de la mezcla entre religión y terror tiene que ver con la aparición de la figura de un demonio o un espíritu maligno.

Un demonio es la representación del comportamiento inmoral a ojos de la religión. Si se manifiesta como un ente, este será un personaje despiadado, cruel y abusivo. Si alguien es poseído por él, expresará el todo el mal que reside en las almas confundidas de sus víctimas inocentes. De una u otra forma. expresa todos los males que la sociedad desprecia: agresividad, obtención del éxito a través del abuso, egoísmo, etc.; y que cosecha el bienestar gracias a la siembra del caos.

Para todos es un gran enemigo a vencer. Más si es un político. Eso identifica a cualquiera, sea religioso o no.

Ficción bélica, terror de infieles
Priscilla du Preez vía Unsplash

La secta secreta

Una tercera característica del terror religioso es la presencia de grupos sectarios, aun dentro de la misma religión. Si miramos a la Iglesia Católica, por ejemplo, tenemos al Opus Dei, a los Misioneros de Cristo o quizás tanta otra asociación que se encarga de encubrir cosas convenientes para la institución.

Lo concreto de estas sectas es que manejan información sobre el demonio y pretenden utilizarla tanto para el bien como para el mal, dependiendo del tipo de historia. En «La profecía» (1976), una sociedad satánica protegía al pequeño Demian de cualquier intento de asesinato por ser el demonio. En «El exorcista» (1971), el Padre Merrin pertenece a la sociedad de exorcistas que se encargarán de dar batalla a Pazuzu en el cuerpo de la niña.

En el fondo, es la presencia de grupos amparados en la religión que tratan de mantener el control de la moral del mundo. Es como si enfrentáramos a Masones vs Iluminatis vs Terraplanistas. El bando protagónico o antagónico es el que cree y defiende a la encarnación del dios/demonio.

Misticismo y el eventual fenómeno sobrenatural

Por último, el tono de todas estas obras está determinado por la mística. Son conocimientos ocultos y prohibidos que deben son resguardados con celo debido a su enorme poder. Obviamente, son usados para el provecho de la doctrina.

Lo llamativo de esta mística, de esto desconocido, es que esconde los secretos de fenómenos sobrenaturales. Algunos son más vistosos y cinematográficos —vuelos, objetos en movimiento, incendios— y otros determinan el futuro de quienes se cruzan con estos demonios —milagros, muertes extrañas y violentas, abundancia, enfermedades—. La evocación de estos fenómenos es una herramienta de temer (de hecho, es la que provoca el miedo) porque no hay forma de defenderse de ello sin tener algún breve conocimiento.

O es que, también, las sociedades religiosas no quieren compartir el secreto para no perder su poder. Es como la biblioteca del Vaticano, o el árbol del conocimiento en el Paraíso.

Hablar de terror religioso, ¿es hablar de terror moral?

El miedo, una herramienta eficaz para alcanzar el Paraíso

Hablar de religión es hablar de moral. Se trata de un código de reglas sociales establecido para vivir en paz, con la excusa de alcanzar la gracia de un ente sobrenatural que gobierna el destino de todas las cosas.

Duela a quién le duela, religión es sometimiento. Así son las cosas.

Y puedes estar de acuerdo. No hay problema con ello si es que realmente crees en un ente holístico para obtener tranquilidad en tu alma. Para alcanzar la paz. Para convivir con el entorno.

Ahora bien, la religión utiliza con frecuencia el miedo para someter a los fieles y a los no conversos a abrazar la fe, al menos en este lado del mundo. «Si te portas mal irás al Infierno». «Si no compartes, caerás en el vacío». «No tengas sexo, ten hijos», y una gran cantidad de premisas que utiliza para doblegar a las personas para someterlas bajo su código moral. Porque nadie quiere ir al Infierno y ser castigado por un ente al que no podemos enfrentar, ¿cierto?

En otras palabras, contar historias de los horrores de abandonar la doctrina es una herramienta eficiente para adquirir adherentes. Es una característica del terror religioso que opera así:

  1. La doctrina elabora un manifiesto, un monopolio de lo que ellos llaman «buenas costumbres».
  2. Luego, llena de horror a los incautos que llevan una vida descarriada y los hacen avergonzarse de sus acciones.
  3. Les prometes que si te siguen alcanzarán una vida de satisfacción y seguridad y unicornios de colores y más cosas que resultan muy atractivas.

Obviamente, por una pequeña suma de dinero otorgado de forma constante obtienes la «suscripción» para vencer a estos demonios y, también, a la gente que no sigue el camino indicado. Todo por el bien del espíritu.

Porque, si no lo haces, eres un mal devoto. Es el camino básico de cualquier religión o fanatismo, incluyendo los -ismos políticos.

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¿Cuál sería el punto del terror religioso?

¿Cuál sería el problema de que exista la religión en la narrativa de terror?

Personalmente, creo que ninguno, sobre todo si es que hablamos del punto de vista de la venta que produce la ficción. Es un género particular que atrae a todos los que piensan que la Iglesia oculta cosas o que existen milagros fantásticos tras las sagradas escrituras. Milagros malditos. Sociedades secretas. Cosas raras. Fanstuff para frikis.

Hasta yo las disfruto. Sin embargo, sí me queda en la mente un gran problema: ver a la religión como el bueno de la historia.

Vamos a ver, no soy para nada un moralista. Uno debe hacer lo que quiera siempre y cuando no dañe a nadie realmente. No obstante, me molesta el hecho de que este tipo de narrativas se usan para hacer quedar bien a los cultores de las religiones cuando sabemos, sobre todo ahora último, de que son unos pecadores peores que los fieles de a pie. Casos de pedofilia, desfalco y manipulación política son la prueba.

Son unos hipócritas que utilizan la creencia para controlar a sus fieles y así obtener poder. ¿Por qué deberían ser los buenos de la película? ¿Por qué deberían ser los que venzan al Diablo?

¿No sería mejor que el Diablo les venza a ellos y los envíe al reverendo cuerno?

Cuerno = Diablo. Buena broma, ¿no?

OK.

Quizás, en tiempos más antiguos, cuando la religión realmente daba un bálsamo en el espíritu de las personas, estas películas surtían efecto en el mensaje entregado. Pero ahora, tras una serie de hechos escandalosos y contrarios a la libertad de las personas, creo que muchos nos ponemos de parte de los demonios. Que se pudra el mundo, total poco le falta. Los demonios son nuestros ídolos.

Se supone que la religión está determinada a crear buenas personas. Personas decentes. No ampara el abuso, lo condena. No promueve la esclavitud, otorga la libertad del espíritu. No persigue a las personas, las ama como son.

Porque sí está mal es justificar el abuso y la atrocidad por medio de la fe (Medio Oriente, ¡cof! ¡cof!). Pero ese es otro cuento que no trataré aquí.

aquí los niños vienen a ser poseídos
Maxence Pira vía Unsplash

¿Nueva relación del terror y la religión?

Sinceramente, creo que el terror debiera rescatar lo mejor de la personas para enfrentar los miedos. Y aquellos miedos se esconden incluso en los abusos de quienes tienen un poder moral sobre los demás.

Bajo este contexto, es necesario que el terror religioso mute hacia una nueva propuesta: el atacar las fallas de las instituciones religiones hacia la sociedad, tanto de creyentes como de no creyentes. Los males propios de las iglesias y templos no deben quedar impunes, deben someterse al escrutinio del terror-arte; pues, así como ellos tacharon de inmorales a quienes no los seguían, ahora deben ser medidos por su propia vara.

En otras palabras, es mostrar que los monstruos se esconden en las sectas que gobiernan a la religión. Que no se trata solo de fe, sino de marcar el camino para ser, siempre y en todo lugar, buenas personas.

Es el horror de creer en la religión, cuando buscas respuestas que llenen tu vida y obtienes más problemas y traumas por culpa de los inmorales.

Un nuevo giro para nada descabellado.

¿Te gusta el terror religioso? ¿Crees que se podría explorar mejor a través de la moralidad torcida que ofrecen las religiones?

Soy todo ojos para leer tu comentario.

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