Lo siento por este sacrilegio, pero Halloween siempre me pareció una fiesta fome. Quiero decir, no creo que todo sea comprar chucherías horrorosas para decorar la casa ni dar dulces a los niños vestidos de monstruos. Y aunque fuese así (lo cual sería mucho más entretenido), en mi barrio ni siquiera se ven.
La realidad es que no hay un ambiente festivo en este rincón del planeta. Lo más entretenido es reírse de algún adulto con un disfraz ridículo que acompaña a los pequeños. Hubo un año que me reí tanto que, de haber convivido con él, podría haber provocado su suicidio. Probablemente, me seguiría riendo.
En el Infierno.
Internet tampoco ofrece muchas alternativas, salvo la acostumbrada maratón de películas de terror que todos se saben de memoria. Y si buscas un ambiente sociable con suerte te topas con una fiesta en la que pagas para reunirte con más delincuentes y zorrones que con personas con las cuales sea agradable festejar.
En resumen, Halloween no es un buen panorama en Latinoamérica. Entiendo que es una fiesta anglosajona. Pero acá ni siquiera se celebra la Noche de San Juan. Entonces, ¿cómo le hacemos los fanáticos del terror para disfrutar de la festividad sin sentir que perdimos el tiempo o la esperanza de una diversión de calidad?
La solución la encontré en un panorama casual y maravilloso un par de años atrás.

Historias de terror con amigos
Mientras participaba de un taller de introducción a la narración oral, tuve la oportunidad de asistir ─vía zoom por la maldita pandemia─ a un expectáculo de narración de historias. La temática era el terror en la ruralidad, con cuentos extraídos de la misma tradición de los campesinos. Según contaban, eran cosas que les habían ocurrido directamente, aunque se sabe bien que los campesinos son buenos para contar mentiras. Hasta tenían un festival propio de mentiras que celebran una vez al año.
Eso me hizo pensar: ¿Por qué no usamos Halloween para reunirnos con nuestros amigos a contar historias de terror?
Suena maravilloso, ¿verdad? De hecho, una de mis mejores reuniones las tuve junto a un amigo muy querido y algunos de sus vecinos. Por algún motivo extraño, el tema saltó a la conversación y todos tenían una historia para contar. Fue mejor que la mejor maratón, créeme. De hecho, todos han experimentado situaciones extrañas en algún momento de su vida que son inexplicables y que te ponen los pelos de punta. Seguramente, lector, te sentirás identificado cuando digo que a todos nos interesa escuchar esas anécdotas extrañas casi tanto como cuando compartimos cosas cómicas que ocurren en nuestra vida diaria. El morbo que sentimos por esas historias es grande y muy entretenido.
Por lo tanto, la reunión ideal sería contar aquellas anécdotas personales. Y, si no tienes, demás te sabes alguna típica de «el amigo de un amigo de un amigo» que tuvo muy mala suerte. Por último, cuentos sobran. Comparto varios en mi biblioteca.
Haz la prueba. Busca a tus amigos y propón el tema para el siguiente Halloween. Organícense con antelación para anotar ese día en la agenda y, además, para poder preparar lo que tienen que contarse.
Ahora bien, ¿qué pasa si no sabes cómo transformar una anécdota en una historia de terror? ¿No sabes cómo contar historias para entretener a la gente?
¡Despreocúpate! Yo te voy a ayudar.
Esta es la parte entretenida.
Estoy seguro de que esto te gustará




Monstruos en la Noche
Un hombre lobo busca a su presa en el anonimato de la oscuridad, pero la noche tiene preparada una sorpresa.
Tips para transformar tus anécdotas en buenas narraciones para Halloween
¿Anécdota o historia?
En primer lugar, vamos a definir la diferencia entre una anécdota y una historia.
Una anécdota es un suceso simple, casi casual. No hay intencionalidad ni un final.
- «Me caí cuando todo el mundo me estaba mirando. ¡Qué vergüenza!».
- «Mi gato se volvió loco cuando le di sus croquetas».
- «Le hablé a la persona que me gusta y me sonrió».
A lo más, provocamos una reacción en la otra persona, y el suceso se vuelve totalmente olvidable.
Una historia es algo distinto. Trata de un personaje que tiene un objetivo, y debe superar conflictos para conseguirlo. Si lo logra o no, ya da lo mismo. Lo importante es que se atreva.
Ejemplo 1 «Caminaba por la calle con mi nueva tenida. Me sentía atractiva, me creía una diva. En realidad, nadie me miró hasta que tropecé y me caí. Todo el mundo puso sus ojos sobre mí. ¡Qué vergüenza! Pero un tropezón no me quitaría mi orgullo, así que me paré de inmediato, me pasé la mano por el pelo, y sonreí a los demás. Ellos rieron conmigo y me saludaron amables. La gente se quedó mirando por un buen rato mientras continué con la sonrisa en la cara. ¡Hasta salió el sol!».
Ejemplo 2 «Mi gato es un huraño. No quiere nada conmigo. Le compré croquetas en la tienda para revertir la situación. Al principio no las tomó mucho encuenta hasta que se las pasé por la nariz. Apenas se las di, se volvió un demonio y empezó a caminar detrás mío para que le diera más. Ahora me busca para regalonear de lo lindo porque así obtiene croquetas, el muy interesado».
Ejemplo 3 «La chica de la tienda me gustaba, pero no sabía cómo hablarle. Iba a comprar todos los días, y no me tomaba en cuenta. Así que un día compré chocolates. Quería ofrecer uno, pero estaba nervioso porque no sabía cómo iba a reaccionar. La enfrenté casi gritando que me aceptara el favor. Al mismo tiempo transpiré por comportarme como un idiota. Al fin me miró. Aceptó el chocolate mecánicamente y se lo comió apurada. Me sonrió y yo me derretí como una jalea. Me contó que no le dejaban probar ninguna cosa, y que le encantaban los chocolates. Nuestra primera cita fue en el Palacio del Chocolate y lo pasamos dulcemente bien».
Distinto, ¿no? Hay conflictos. Las anécdotas se alargan y se convierten en historias que queremos seguir. El valor que tienen las personas para enfrentar sus conflictos son las que nos inspira para seguir sus vivencias.
Ese serás tú. O «el amigo de un amigo de tu amigo».
Define la historia de terror que quieres contar
Ahora que ya conoces la diferencia entre historia y anécdota, debes preguntarte: ¿Por qué quieres contar esa historia para Halloween? ¿Qué te genera en el alma? ¿Por qué es tan memorable?
No te contengas. No creas que tu historia será menos que la de otra personas. Todas las excusas valen, incluso el simple hecho de querer contar algo porque es entretenido o porque necesitas compartirlo. Incluso vale el «porque sí», siempre que ese sí provenga del alma.
Eso sí, recuerda, es un suceso extraordinario y espeluznante. De eso se trata Halloween. Te cruzaste con un duende, viste un fantasma, escuchaste a un perro que habla o viste ovnis en una volada de ayahuasca. Lo importante es que la identifiques y sepas que es solo tuya, que nadie la habrá vivido igual. Por eso es interesante.




Lápiz y papel
Anota todo lo que te haya ocurrido en ese momento. Recuerda el aroma del ambiente, si era de día o de noche, la forma del monstruo, su voz. Recuerda también qué fue lo que te generó horror, si fue el monstruo, que tu mamá te sorprendiera o la perspectiva de que alguien podría hacerte daño. De hecho, de eso se trata el horror, ¿no?
Obvio. De las mamás enfurecidas y las chanclas voladoras. El mejor disfraz de Halloween.
Anota todos los detalles. No dejes ninuna cosa afuera. Incluso puedes exagerar. A todos nos dan miedo las arañas, pero esa araña en particular con la que te enfrentaste tenía los pelos de las patas erizados como púas y los quelíceros más grandes del planeta.
Exprésate en el papel. No te contengas.
Filtra los detalles
Lee todo lo que escribiste. Si te fijas bien, hay cosas que ocurren en una secuencia lógica. Tenías un objetivo y luchabas por cumplirlo. Ese será el objetivo de tu historia.
Ahora mira todas aquellas cosas que se interpusieron en tu camino. Si buscabas fantasmas, puede que no hayan aparecido al principio. Ese es un conflicto. Si desapareció el dinero, encontrar al duende que lo escondió también es algo que necesitas solucionar. Subraya todos estos conflictos.
Por último, ¿lograste tu objetivo o no? Da lo mismo si lo conseguiste. Lo importante es que haya un final.
Y, ¡voilà!, tienes tu historia lista para ser contada en Halloween.
¿Qué haces con el resto de los detalles? ¡Fácil! Son los que dan contexto a tu historia. Con eso los sorprenderás a medida que avanzas en tu relato. Eso sí: recuerda que la historia es de terror. Los detalles deben generar esa sensación.
Practica un poco
Finalmente, cuéntate la historia a ti mismo. En voz alta, si es posible.
Piensa en cómo te sientes cuando la cuentas. Es entretenida, ¿verdad? Si no lo es, puedes ajustar algunas cosas para hacerla más interesante. Da lo mismo si no suena a un suceso verídico, lo importante es que te sientas bien contándola.
Practica el tiempo necesario, con paciencia, hasta que mantengas el hilo conductor.
Pasa un Halloween genial
No hace falta reunirse alrededor de una fogata, menos si la noche está helada. Lo que sí es bueno, es juntarse con un par de tragos. Si no pueden reunirse, pueden abrir un canal en Twitch o un live en Facebook/Instagram. Demás habrá más interesados en escuchas esas cosas extrañas que no te dejarán dormir.
Aunque la excusa de los tragos también vale.
Este es un panorama genial para Halloween. Descubrirás lo maravilloso que es contar una historia. Es la catarsis de una situación que hace reír a los demás. De otro modo, ¿cómo te explicas el disfrute que hay con esas personas que siempre tienen anécdotas que contar?
Y, antes de terminar, te pido con cariño, lector: a mí también me gustan estas historias. Así que si abres un canal, invítame. Yo también quiero participar.
A todo esto, ¿viviste sucesos extraños que sientes dignos de contar? Déjame tu historia en los comentarios y veamos qué tal resulta.
¡Hasta la próxima!