Una mujer fea, vieja y mala: villanas con estereotipo de género
Muchos niños aman a sus abuelas. Les dan comida, los consienten, los malcrían y les dan dinero gratis, todo a espaldas de sus padres. Tienen buenos consejos, te cubren las espaldas y lo único que piden es que las visites cada cierto tiempo. Negocio redondo para quien tiene la suerte de tener una abuela cariñosa. Sin embargo, en la ficción de terror ocurre todo lo contrario. Porque si algo nos enseñó el género de terror es a temer a la senectud. Nadie se imaginó a Baba Yaga, a la Monja o al mismísimo Demonio en el cuerpo de una mujer bella y joven con el propósito de asustar. De hecho, se nos ha inculcado a través del tiempo que debajo de la piel arrugada, los cuadros añosos y las galletas horneadas encontramos con frecuencia a una villana brutal con una severa acumulación de resentimiento asesino. Toda mujer es una asesina en potencia con el paso de los años. Se sabe.