¿Cómo dejar de temer a los muñecos asesinos?
Cuando era niño tenía un "muñeco asesino" en mi casa. Se lo habían regalado a mi hermana. Era un payaso sonriente del tamaño de un niño de seis años, con pómulos pintados de rojo que desembocaban en una sonrisa muy perturbadora. Te miraba con los ojos azules muy abiertos como si dijera "espera a que te duermas y luego te comeré".
Daba mucho miedo, sobre todo de noche. De hecho, durante años dormí tapado hasta la nuca bajo mi manta protectora contra los monstruos feroces, con la esperanza de que no revelara sus dientes puntiagudos deseosos por probar mi suave carne infantil.
Cualquier parecido con un pederasta es mera coincidencia.