Un gato negro y malvado
Cuando era un niño provinciano de pueblo rural, tenía la costumbre de caminar junto a un amigo que contaba historias fantasiosas. Hasta ahí todo normal, cuando:
<>—¡AAAAHH! ¡UN GATO NEGRO!Y apenas veía al pobre cuchito oscurecido se giraba para no cruzarse con él. Si de por sí ya tenía mala suerte, imagina tentar su destino con la marcha de un gato negro.
Se entiende. Pueblo rural; superstición. No obstante, la creencia de que los gatos negros provocan la mala suerte sigue muy arraigada en la cultura popular hasta hoy en día. Posiblemente, la ignorancia hace lo suyo también. Pero, ¿realmente es así? ¿Son los gatos negros un motivo de alerta por su mera aparición?