Si aparece la llorona, de verdad, no tengo idea qué hacer. Nadie sabe qué hacer, sino hace rato que habría dejado de atormentar a la gente. Pero a menudo me gusta fantasear sobre las alternativas que existen para deshacerse de un alma en pena.
En ellas encuentro una reflexión interesante sobre el por qué los fantasmas nos persiguen. Y, quizás, como combatirlos.
la leyenda de la llorona
Probablemente, todos han escuchado sobre la maldición de la Llorona en Latinoamérica.
─Mi hijo… ¿Dónde está mi hijo?
Y si te alcanza, te mueres.
La leyenda dice que quienes la encuentran terminan ahogados, de la misma forma como ella ahogó a su hijo en represalia a los engaños amorosos de su marido.
Entonces, ¿para qué lo busca? ¿Quiere volver a matarlo?
Es un alma en pena de una mujer arrepentida. Luego del crimen atroz, se mató y ahora busca a su hijo perdido, al que ella misma hizo desaparecer.
Lindas son las formas del amor, sobre todo, si provienen de una psicópata celosa y con mala memoria.
Lo bueno es que esta historia sirve para que los niños no anden vagando solos por la noche. Eso o inventar que en la noche aparece la Reina Isabel II para chupar tus fluidos y así mantenerse joven.
Aunque quizás eso último sí habría que temer.
un fantasma psicópata
OK, pero… ¿Qué hago si de verdad aparece? Si de verdad existe una psicópata ectoplásmica con ansias de asesinarte, ¿cómo la combates?
En todos mis años escribiendo terror, debo confesar que los monstruos son complicados y, sobre todo, impredecibles. Peor si es el Diablo quien te persigue.
¿Y si corres?
No sé. Es una fantasma. Te atormentará a donde vayas.
¿Grito por ayuda y corro salvajemente hacia la asesina como en cualquier película de terror mala?
Suena tentador, pero tampoco es una opción. Sobrevivir es importante.
Bueno y, ¿qué quieres? ¿Consigo un gato? ¿Qué crees que va a decir?:
─Hola, Sra. psicópata que lloriquea… ─Mi hijo… ─Sí, oí su terrible drama y quise darle una solución ─saca el gatito escondido en su espalda─. Le traje este regalo. Digo, no es su hijo, pero al menos le dará cariño. ─Mi hijo… ¡Miau!
Probablemente termine llena de gatos. Así empiezan. Así terminan.
el dolor del hijo perdido
Aunque, pensándolo bien, sí podría ser una solución: el alma en pena de la Llorona busca sanar el dolor de haber perdido a su hijo; un drama cruel para cualquier madre, inclusive para una psicópata. De hecho, encuentras un poco de sentido en la historia de la pobre Llorona si lo piensas desde ese punto de vista.
La Llorona no es una simple historia de terror, es una historia de sufrimiento por culpa de los arrebatos. Nos enseña el precio que hay que pagar por un comportamiento horrible.
OK, tampoco significa que si aparece nos la vamos a dar de psicólogos intentando contener el sufrimiento de algo que te podría matar:
─Por favor, Sra. Llorona, siéntese y cuénteme su problema. ─Mi hijo…
Después le hago un té, unos ejercicios y un nuevo propósito. Quizás termine convirtiéndose en una mártir en la defensa de los niños. Con ese nivel de cinismo quizás se termine dedicando a la política. #VotePorLaLlorona
mitos que enseñan verdades
Lo cierto es que nadie quiere pagar por los pecados de otro, sobre todo si provienen de un alma en pena. O sea, no quiero que me encuentre; yo no maté a nadie ni tampoco considero que me merezca la muerte. Sin embargo, se me hace imposible no pensar en cómo reaccionaría a un trauma tan fuerte por la pérdida de un hijo. Es como si me dijeran: «¡Hey! ¡Tú! ¿Cómo reaccionas al dolor? Dejas el cuchillo y te calmas o terminarás como alma en pena, ¿vale?«
Los fantasmas sirven para eso: Para recordar las consecuencias de un pasado que no querríamos vivir.
Estas son cosas sórdidas. Digo, a nadie le gusta que lo asusten con una mujer psicópata e inmortal que viene detrás tuyo solo para matarte. ¿Sabes cuántas noches no he podido dormir esperando a la Llorona? ¿Por qué insisten en contarnos estos cuentos?
Es necesario enseñar estas historias. La gente sufre y, muchas veces, no tenemos la capacidad de reaccionar correctamente al dolor ajeno, sobre todo cuando somos más pequeños. Estas son historias para que nuestros niños y, posteriormente, adultos comprendan parte de una realidad cruel que pocas veces se puede aceptar y asimilar: Que existen seres humanos que matan a sus hijos. Adultos que matan a sus padres. Gente que roba, engaña y maltrata por placer. Idiotas que violan, estúpidos que hieren. Son partes de un comportamiento animal propio en la naturaleza malvada del ser humano.
Estoy seguro que tú, lector, no eres así; y que gran parte del mundo tampoco es así. Pero si estas leyendas no existieran, ¿cómo sabrías lo que está mal? ¿Cómo reconocerías lo que hiere a los demás y, finalmente, te hiere a ti?
¿Cómo evitarías tú mismo convertirte en un alma en pena?
De forma más amplia y ejemplificadora: imagina las dictaduras en América Latina. Esperemos que, desde ahora y siempre, solo sean historias de fantasmas.
La historia de la Llorona es una historia de sufrimiento, sí, para enseñarte cómo se sufre cuando los arrebatos dominan nuestra vida. Aprender de eso nos vuelve civilizados. Nos enseña a respetar nuestro entorno.
Así que, para la próxima vez, cada vez que escuches sobre la Llorona intenta pensar en por qué está ahí, buscando a su hijo. Recuerda cómo terminan las personas cuando tienen malas actitudes. Y huye; huye de las malas actitudes como si fueran la Llorona.
Y, por último, si te encuentra llora con ella. Probablemente, termines llorando por tu vida de todos modos.
Si esta buena la hago otro hijo y la hago llorar toda la noche
… pero de la alegría.
Por tener otro hijo, claramente. No seamos mal pensados.
¡Saludos!
la persona que escribio eso me puso sentimental
Lo siento. 🙁
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